La devaluación del peso nacional fue mayor al 78 % constituyéndose en la segunda moneda más depreciada del mundo durante el 2023. A este complejo escenario se le sumo la sequía, que produjo una reducción en los ingresos del país de más de USD 30 000 millones.
La inflación fue uno de los flagelos de mayor impacto, en los últimos 6 años el promedio mensual fue del 6,8 % (INDEC 2023) y durante el 2023 la pérdida del poder adquisitivo con respecto a 6 años atrás fue del 17,5 % para trabajadores formales, públicos y privados y más del 40 % para los informales (gráfico 1). Es necesario describir estos indicadores económicos y sociales para entender el complejo escenario que enfrentó el sector porcino argentino.
A pesar de este contexto se faenaron más de 8 millones de cerdos y se produjeron 762 000 t de res con hueso, con un crecimiento interanual en ambos indicadores del 4,8 % (SAGPYA 2023).
En contraste, la fuerte devaluación del peso con respecto al dólar que mencionamos en párrafos anteriores, generó una mejora de la competitividad que se tradujo en un crecimiento de los niveles de exportación de carne de cerdo, que cerraron en 13 700 t con un crecimiento interanual del 44 %.
Otro aspecto positivo para el 2023 fue la fuerte caída de los niveles importados que cerraron el 2023 con 16 400 t, con un 59 % de disminución interanual (Boletín Dic. 2023. SAGPYA).
Sin duda que el aspecto más negativo lo marco el estancamiento del consumo interno que después de varios años positivos disminuyo casi un 1 % (gráfico 2)
La situación económica descrita afecto el poder adquisitivo del consumidor, por lo que no se pudo compensar el aumento de los costos, con el aumento del precio del kilogramo de cerdo que el mercado pago al productor. Esto se tradujo en qué en varios momentos del año, la rentabilidad estuvo muy ajustada y sujeta a la eficiencia de cada granja y a la escala productiva.
En un país como este, donde conviven grandes empresas con pequeñas y medianas, la sostenibilidad de estos últimos fue difícil, lo cual contrajo la cantidad de productores, tal como en 2022 con una disminución del 3,4 % de establecimientos, pero con un crecimiento del 2,3 % del stock de cabezas, lo que indica que disminuyen los más pequeños o medianos y crecen las grandes empresas, en un lenguaje más claro se acelera la concentración de la actividad.
¿Qué podemos esperar del 2024?
Sin duda que esta es la gran pregunta que se están haciendo los productores de cerdos de Argentina, con la asunción del presidente comenzó un cambio en la forma de gobernar, con unas medidas económicas y políticas que han generado un impacto directo en la vida diaria de los argentinos.
Una devaluación del 110 %, la presentación de un paquete de medidas legislativas y fiscales, la retirada de subsidios a tarifas, el aumento de combustibles, la presión tributaria, que lejos esta de disminuir y el proceso inflacionario. Esto generó una caída del consumo del 14 % en enero y una disminución de la actividad económica, sumada a la inflación, avizora para los primeros meses del año el denominado proceso de estanflación.
Dada esta situación lo que puede ocurrir por lo menos en el primer semestre de este año es que el consumo continúe retraído, los costos de producción seguirán altos por aumento de insumos en especial los dolarizados (alimentos, medicamentos, etc.), aumentos de tarifas de luz, agua, gas, aumento de impuestos, etc.
Esto no podrá compensarse con un aumento del precio del kilogramo de cerdo, por la caída del poder adquisitivo, que frenará el consumo y por ende la demanda hacia la industria y hacia el productor.
¿Qué puede suceder con las importaciones?, la devaluación ha generado que el precio dolarizado del cerdo en el país en comparación con Brasil, principal proveedor de cerdos importados mejore. Según precios publicados en 333 en la última semana de febrero el precio en Argentina fue de USD 1,46/kg y en Brasil USD 1,24/kg, sin embargo, esta diferencia fue más amplia en muchos momentos del 2023 (gráfico 2).
Aunque en párrafos anteriores mencioné que el volumen importado disminuyó en el 2023 y la participación de las importaciones en el consumo aparente representaron solo el 2,1 %, en diciembre se observó una recuperación del volumen importado con vistas a noviembre del 2 %, lo que siempre alerta a los productores nacionales.
El segundo semestre de este año puede ser más llevadero para los productores, ya que se sabe que el primer semestre en los últimos 5 años siempre fue de precios estancados y con tendencia a la baja, por lo que se espera que esto ocurra nuevamente y a partir de julio podamos empezar a ver una recuperación, la pregunta es cómo llegar a la segunda mitad del año para ver precios del kilogramo de cerdo más acordes, este es el gran desafío...
Otro suceso positivo para el sector es que a partir de marzo comenzará la cosecha gruesa (maíz y soja), lo cual puede aliviar los productores de cerdos por la disponibilidad de granos, que siempre fue la fortaleza que diferencio a Argentina.
Considero que Argentina debería aumentar los volúmenes de toneladas exportadas para el crecimiento sostenible futuro del sector. Una cuenta pendiente en un país que dada sus condiciones agroecológicas produce 29 Mt de harina de soja de las cuales exporta el 85 % (Anuario 2022. Bolsa de Cereales de Rosario). Con relación al grano forrajero por excelencia que es el maíz, el país produce aproximadamente 59 Mt de las cuales, solo destina al consumo animal el 36 %.
Conclusiones.
Sin duda, estamos ante un momento complicado con un país que intenta reorganizarse políticamente y acomodar una economía tan endeble y vacilante, seguramente tendremos un camino difícil.
En este contexto seguramente el 2024 no será fácil para la producción porcina, la clave para poder sobrellevar este contexto a la espera de mejores momentos, será lograr un equilibrio entre costos, precio del cerdo, rentabilidad y consumo, lo que implica buscar estrategias adecuadas a las condiciones productivas de cada granja que lleven a la sostenibilidad productiva.
En este contexto más que nunca los procesos asociativos y de integración se tornan imprescindibles para no seguir perdiendo productores.
El trabajo sigue siendo tranquera adentro, ahora más que nunca es necesario hacer gestión y tener la perseverancia y la fortaleza que tanto demostraron los productores porcinos de Argentina, para seguir consolidando el crecimiento del sector con la participación equitativa de grandes empresas, pequeños y medianos productores.